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jueves, 3 de diciembre de 2020

TRASTORNO ESQUIZOTÍPICO DE LA PERSONALIDAD. ESQUIZOFRENIA

 La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta a funciones cerebrales como el pensamiento, percepción, las emociones y la conducta

Según la OMS hay 21 millones de personas en el mundo diagnosticadas de esta patología, el 1% aprox., independientemente del sexo, raza y clase social. Con tendencia a su aparición en edades más tempranas en hombres que en mujeres (15-30  años en hombres, 25-35 en mujeres) siendo más frecuente en hombres.

Al parecer, se ha demostrado que existe un componente genético para la predisposición a padecerla y que, junto a factores precipitantes como situaciones estresantes vitales o consumo de drogas, cambios en el patrón del sueño, factores sociales/competitividad/sobreesfuerzo, hacen que se desencadene y mantenga a lo largo de la vida del paciente

Fuente: cuidadores.unir.net.

Se produce un desequilibrio químico cerebral que conlleva a una serie de cambios en los neurotransmisores, principalmente de la dopamina y la serotonina.

Su aparición puede darse lenta y progresivamente o de comienzo brusco y agudo. Muchos de los pacientes presentan dificultades sociales y académicas desde la infancia, en los que se puede observar una disminución de la atención y concentración, mayor tristeza y ansiedad, dificultad para dormir, tendencia al aislamiento de amigos y familiares y un deterioro del funcionamiento personal.

El consumo de sustancias es un hecho muy habitual entre pacientes esquizofrénicos. El consumo de drogas puede desencadenar este trastorno psicótico en personas predispuestas e interaccionar con el tratamiento en personas ya diagnosticadas empeorando el estado general y propiciando las recaídas. 

Las alucinaciones, como en cualquier trastorno psicótico son percepciones en las que se escucha, ve y/o siente cosas que se originan en su cerebro, que se viven como si fuesen reales aunque no lo sean.

Los delirios son creencias falsas que la persona sostiene firmemente y son irreductibles a la lógica. El propio paciente apoya estos delirios en detalles de la realidad interpretándolos de forma errónea.

Hoy en día no existen pruebas analíticas ni de imagen para el diagnóstico de la esquizofrenia, siendo la herramienta mas potente una buena entrevista clínica, realizada por el psiquiatra.

Existen 3 tipos de síntomas que el paciente presentaría en un grado u otro pero todos afectan a contenido del pensamiento y la conducta.

Síntomas positivos: ideas delirantes (de persecución, de grandeza, de perjuicio, somáticos, erotomaníacos, celotípicos, de referencia o autorreferencialidad,…), alucinaciones (auditivas, táctiles o cenestésicas, olfativas, gustativas, visuales,…), lenguaje y comportamiento desorganizado.

Síntomas negativos: aplanamiento afectivo, disminución de la fluidez y del pensamiento.

Síntomas cognitivos: merma de la atención y ciertas funciones ejecutivas incluidas de concentración y memoria, falta de atención, de percepción de la enfermedad

El tratamiento debe ser multidisciplinar combinado con tratamiento farmacológico con antipsicóticos y fármacos coadyuvantes necesarios para otras patologías concomitantes como la depresión.

El objetivo del tratamiento es eliminar los síntomas lo antes posible para la recuperación completa y evitar el deterioro gradual, dado que a mayor duración de los síntomas psicóticos antes del tratamiento el pronóstico será peor y la recuperación menor.

Cuidados de enfermería.

Las intervenciones de enfermería en la fase aguda de la esquizofrenia son:

  • Cuidados físicos: mantenimiento de la hidratación, nutrición e higiene.
  • Administración del tratamiento farmacológico: asegurando la toma y detectando la aparición de efectos secundarios. Control de las constantes.
  • Ante la aparición de ideas delirantes y alucinaciones hay que orientar al paciente en la realidad, ganar la confianza del paciente escuchando sus ideas delirantes, evitar negar o discutir las alteraciones del pensamiento que se expresen en la comunicación verbal(pero nunca dar a entender que se aceptan), estar el mayor tiempo posible a su lado para trasmitirle seguridad, hacerle seguir los horarios de sueño y alimentación, disminuir los estímulos exteriores y asegurar un entorno de seguridad para el paciente.
  • Ante el paciente agitado o con conductas hostiles una sujeción mecánica, mantener la calma y hablarle de forma suave y mantener el contacto visual y atender a sus demandas.
  • Ante el paciente con conductas inhibidas acompañarle al paciente durante periodos regulares, no abrumar con palabras, hacerle cumplir la rutina del Servicio, horarios de comidas, etc y añadir estímulos externos que puedan motivarle: juegos, actividades, etc.

En la fase residual de la enfermedad:

  • Control de la medicación a nivel ambulatorio, a través de consultas de enfermería.
  • Crear obligaciones rutinarias para evitar que esté desocupado o que permanezca largas horas encamado. Orientarle a recursos de terapia ocupacional.
  • Favorecer la reinserción social y el contacto con la gente y con el mundo externo.
Además de todo lo anterior se debe dar a conocer recursos disponibles como asociaciones u organizaciones que les ayuden a comprender y entender su enfermedad.

El objetivo general es intentar que el paciente adquiera la máxima independencia para que pueda valerse por sí mismo, tanto socialmente como dentro del ámbito familiar, consiguiendo así la mejor calidad de vida posible.






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