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lunes, 30 de noviembre de 2020

TRASTORNO DE IDENTIDAD DISOCIATIVA.

También conocido como trastorno de personalidad múltiple, es una psicopatología en la que aparecen más de dos personalidades en un mismo individuo que lo controlan alternativamente.

Estos pacientes experimentan las personalidades cada vez que hay un nuevo episodio de trauma.

El numero más frecuente de personalidades esta entre 8 y 10.

Con la  realización de una meticulosa entrevista psiquiátrica y de cuestionarios especiales, a veces mediante hipnosis o sedantes, el médico obtiene la información necesaria para establecer el diagnóstico de este trastorno.

Se desconoce el número de personas con trastorno disociativo de la identidad. En un estudio pequeño, alrededor de un 1,5% de las personas sufrieron este trastorno en un año en concreto.


La psicoterapia puede favorecer la integración de las identidades o, por lo menos, lograr la cooperación de las identidades existentes.

Se puede presentar en forma de:

Posesión

No posesión

En la forma de posesión, las diferentes identidades de la persona aparecen como si se tratara de un agente externo que habían tomado el control de la persona. Este agente externo puede describirse como un ser o espíritu sobrenatural (a menudo un demonio o dios, que puede exigir castigo por acciones pasadas) pero a veces es otra persona (a menudo alguien que ha muerto, a veces de manera dramática). En todos los casos, las personas hablan y actúan de manera muy diferente a la que lo hacen normalmente. De este modo, las diferentes identidades son obvias para las demás personas.

 El trastorno de identidad disociativo, la identidad alternativa no es deseada, provoca una angustia y un deterioro importantes y aparece en momentos y lugares que no son apropiados para la situación social, la cultura y/o la religión de la persona.

Las formas de no posesión tienden a ser menos evidentes para los demás. La persona puede notar una alteración repentina en su sentido de sí misma, tal vez sintiéndose como si fuera observadora de su propio discurso, emociones y acciones, en lugar de ser el agente.


CAUSAS

El trastorno de identidad disociativo suele aparecer en personas que sufrieron una tensión emocional abrumadora o un trauma durante la infancia. 

En los Estados Unidos, Canadá y Europa, alrededor del 90% de las personas con este trastorno han sido víctimas de maltrato grave (físico, sexual o emocional) o han sido abandonadas durante la infancia. 

Algunas personas no han sufrido abusos, pero han experimentado una pérdida temprana importante (como la muerte de uno de los progenitores), una enfermedad grave u otros eventos abrumadoramente estresantes.

Sin embargo, si estos niños en situación de vulnerabilidad son suficientemente protegidos y contenidos psicológicamente por adultos que verdaderamente se preocupen por ellos, es menos probable que desarrollen un trastorno de identidad disociativo.

 SINTOMAS

Amnesia: Las personas afectadas pueden tener la sensación de que todo un periodo de tiempo ha quedado en blanco.

Después de un episodio de amnesia, es posible que descubran objetos en los armarios de su hogar o muestras de escritura a mano que no pueden explicar o reconocer. También pueden encontrarse en lugares distintos a los que recuerdan haber estado por última vez y desconocer cómo y por qué razón están allí. Pueden mostrarse incapaces de recordar cosas que han hecho o de explicar cambios en su comportamiento. Es posible que se les diga que dijeron o hicieron cosas que no recuerdan.

Más de una identidad

En la forma de posesión, las diferentes identidades son claramente aparentes para los familiares de la persona en cuestión, así como para otros observadores. La persona habla y actúa de una manera obviamente distinta, como si otra persona o ser hubiera tomado posesión.

En la forma de no posesión, las diferentes identidades no suelen ser tan evidentes para los observadores. En lugar de actuar como si otro ser hubiera hecho posesión de ellas, las personas con este tipo de trastorno de identidad disociativo pueden sentirse desconectadas de algunos aspectos de sí mismas (un trastorno denominado despersonalización). De repente pueden pensar, sentir, decir y hacer cosas que no pueden controlar y que no parece que les pertenezcan. 

La persona puede pensar que su cuerpo se nota diferente (por ejemplo, como el de un niño pequeño o una persona del sexo opuesto) y que su cuerpo no les pertenece. Pueden referirse a sí mismos en primera persona del plural (nosotros) o en tercera persona (él, ella, ellos), a veces sin saber por qué.

Algunas de las personalidades conocen importante información personal que desconocen las otras personalidades. La alternancia entre distintas personalidades y el desconocimiento de las conductas que provocan suele hacer que la vida de la persona sea caótica.

Las personas con trastorno de identidad disociativo también experimentan intrusiones de identidades, voces o recuerdos en sus actividades cotidianas. Por ejemplo, en el trabajo, una identidad enojada puede gritar de repente a un compañero de trabajo o a un jefe.

Además de escuchar voces de otras identidades, la persona puede sufrir otros tipos de alucinaciones (visuales, táctiles, olfativas o del gusto). Las alucinaciones pueden ocurrir como parte de una imagen retrospectiva.

A menudo, la persona trata de esconder o de restar importancia a sus síntomas y al efecto que tienen sobre los demás.

Tratamiento

Psicoterapia

A veces la visualización guiada y la hipnosis

El objetivo del tratamiento del trastorno de identidad disociativo suele ser integrar las distintas personalidades en una única personalidad. Si esto no es posible, se intentará lograr una interacción armoniosa entre las distintas personalidades que permita un mejor grado de funcionamiento a la persona.

La farmacoterapia puede aliviar algunos síntomas específicos coexistentes, como la ansiedad o la depresión, pero no tiene efectos sobre el trastorno en sí.

Los puntos clave de la psicoterapia eficaces para el trastorno de identidad disociativo son los siguientes:

Proporcionar una manera de estabilizar las emociones intensas

Negociar relaciones entre los estados de identidad

Superar los recuerdos traumáticos

Proteger frente a la victimización adicional

Establecer y promover una buena relación entre la persona y el terapeuta.



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