La OMS clasifica a las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades psiquiátricas unas de las principales causas de discapacidad en el mundo
Al parecer, los pacientes con enfermedad mental como trastorno bipolar o esquizofrenia presentan un aumento en el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular y un mayor riesgo de muerte por la misma que la población general, incluso tomando factores como edad, obesidad y tabaquismo.
Las interacciones entre fármacos cardiacos y antipsicóticos parecen darse entre los betabloqueantes (atenolol, nebivol, metopropol y sotalol) siendo mas frecuentes las arritmias cardiacas, la fibrilación auricular, bradicardia o arritmias ventriculares. También se ha detectado hipotensión y en casos excepcionales convulsión.
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Los efectos adversos apreciado se debían a efectos secundarios farmacocinéticos, farmacodinámicos o efectos agregados, dependiendo del tipo de fármacos cardiovascular.
Además, la combinación de antipsicótico con c aripiprazol, clozapina, perfenazina o sertindol se aprecia una inhibición del metabolismo de los antipsicóticos con un efecto de aumento en la concentración del antipsicótico en la sangre seguido de un aumento en el riesgo de efectos secundarios y toxicidad.
El uso concominante de clorprotixeno con metoprolol o nebicolol puede mostrar hipotonía/hipotensión por intensificación del efecto hipotensor de los betabloqueantes y antipsicótico de efecto de bloqueo alfa.
La combinación de atenolol y risperidona puede provocar una fibrilación auricular, además de un agravamiento de los efectos secundarios de ambos fármacos.
La interacción entre antipsicóticos y estatinas los efectos de la interacción fueron trastornos musculares tipo mialgia, miopatía o creatina quinasa elevada
La atorvastatina con el haloperidol, quetiapina y risperidona y simvastatina con quetiapina entran dentro de este tipo de interacción con efectos de trastornos musculares.
El verapamilo con inhibición del metabolismo de la quetiapina tiene una alta probabilidad de desarrollar un síndrome de piernas inquietas, mientras en combinación con risperidona se puede producir bradicardia.
Estos son solo algunos ejemplos de las posibles interacciones que se pueden producir entre fármacos administrados en enfermedades cardiovasculares y antipsicóticos, por lo que debemos estar atentos a la aparición de posibles efectos adversos de los pacientes de los que somos responsables, dado que en muchos casos son graves o incluso mortales.
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