La erotomanía es una extraña forma de delirio paranoico actualmente clasificado como Trastorno delirante de tipo erotomaníaco.
El contenido de este delirio se caracteriza por una profunda convicción de que otra persona, habitualmente de clase social o rango superior, posee sentimientos románticos o está enamorado de la persona delirante.
Estas creencias o percepciones de que la otra persona posee una serie emociones de tipo romántico hacia el paciente son completamente infundadas, puesto que, además, en la mayoría de los casos el contacto real que existe entre esas dos personas es prácticamente nulo.
Asimismo, este delirio acarrea comportamientos de acecho hacia la otra persona, sentimientos de esperanza o de anhelo por el otro y, cuando el otro no responde, acaba derivando en un profundo resentimiento hacia este.
El paciente puede llegar a creer que existe una especie de comunicación invisible y mística entre los dos, culpabilizando al otro de enviarle señales de amor o de provocar estas creencias.
Este trastorno tradicionalmente conocido como Síndrome de Clerambault, fué descrito ampliamente por este psiquiatra francés en 1921 en su tratado Les Psychoses Passionelles.
A pesar que, debido a su singularidad, no existe mucha literatura científica actual sobre la erotomanía, se pueden observar una serie de particularidades comunes en los pacientes que la padecen. Estas características son:
1. Un delirio común a todos los pacientes
2. Puede ser recurrente
3. Comunicación ilusoria con la otra persona
4. Culpabilización del otro
5. Mayor estatus social de la otra persona
6. Construcción de teorías extrañas
7. No tiene por qué existir un contacto real
A diferencia de la mayoría de trastornos delirantes, en la erotomanía el delirio de base de todos los pacientes es que otra persona está enamorada de ellos.
Durante el desarrollo del trastorno, el paciente puede estar convencido de que la misma persona está enamorada de él durante un largo período de tiempo, el caso más duradero conocido registrado ha sido de 37 años; o bien, el paciente puede ir alternando diferentes personas, las cuales se van sustituyendo unas por otras en delirios semejantes.
Durante sus delirios el paciente está convencido de que la otra persona, centro de su delirio, se comunica con él a través de mensajes ocultos, señales y claves extrañas o gestos que el paciente interpreta de cualquier manera.
En un gran número de casos, la paciente tiene la convicción y persevera en la idea de que la otra persona fue quién inició el contacto o la que comenzó la “aventura amorosa”.
Por regla general, el blanco de los delirios del paciente suele ser una persona de un estatus social o económico mayor, llegando incluso a afectar a personajes famosos, políticos, etc.
Al igual que en muchos otros trastornos delirantes, el paciente construye una serie de teorías extrañas que le permiten mantenerse en su delirio, siendo cada vez más y más complicadas según la persona objeto del delirio niega o rechaza rotundamente las ideas o acercamientos del otro.
La persona centro del delirio del paciente no tiene porqué ser alguien que este conozca de primera mano. Asimismo, dicha persona puede desconocer por completo las intenciones o pensamientos del paciente o por el contrario acabar atormentada por los constante intentos del paciente de ponerse en contacto con él o ella.
Una persona afectada por erotomanía puede llegar a intentar contactar de forma obsesiva con el otro mediante llamadas telefónicas, correo postal o electrónico o incluso mediante acechamientos.
A pesar de que la mayoría de personas que sufren este trastorno rara vez llegan a los servicios de salud mental, la erotomanía requiere una intervención psicoterapéutica en sintonía con los tratamientos para los trastornos delirantes.
A día de hoy, estos tratamiento implica un abordamiento tanto psicológico como farmacológico, en el cual psicólogos y médicos deben coordinarse y trabajar por mejorar la salud mental del paciente.
A pesar de que la intervención puede sufrir algún cambio en función de la gravedad o la disposición del delirio, la terapia psicológica tiene como objetivo asentar al paciente en la realidad, ayudándose también de la terapia farmacológica mediante la administración de medicación antipsicótica, de antidepresivos o de fármacos eutimizantes.
Es necesario apuntar que aunque la intervención en pacientes con erotomanía consigue disminuir el delirio amoroso, al menos en el 50% de los casos, este no suele desaparecer por completo, constituyéndose como una afección crónica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario